¡Vivimos en un gran país! No lo digo yo, lo dicen los millones de turistas que han pasado sus vacaciones en España durante los últimos años, gracias sin duda a la inestabilidad de destinos low cost de la otra rivera del Mediterráneo. Sin embargo, además de seguridad, España ofrece sus paisajes de películas (los nostálgicos recordarán los Spaghetti Western y los más jóvenes Juego de Tronos), un patrimonio cultural y natural increíble, y como no, nuestras preciosas playas.

Se podría hacer una lista interminable de las bondades que da España a los turistas, pero si profundizamos más, nos damos cuenta que los países de donde vienen los turistas también tienen un sin fin de lugares únicos y dignos de ser visitados, así que es inevitable preguntarnos ¿Qué tiene España que nos diferencia de nuestros vecinos del norte? La respuesta es sencilla: la cantidad de horas de sol.

Madrid tiene 1.882 horas de sol al año, mientras Berlín tiene 1,146 horas de sol. Entonces, ¿cuál es la razón por la que Alemania es un referente en energía solar y España es un referente en poner impuestos al autoconsumo?.

Razones políticas y sillones en consejos de administración aparte, el Real Decreto 900/2015, de 9 de octubre, es el que impone el impuesto al sol y nace debido al principio de “solidaridad”. Según este principio, si usted querido lector coloca una placa fotovoltaica en su tejado o en el de su comunidad está siendo insolidario con el sistema. Ahora se estará preguntando por qué es insolidario, si solo desea reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, tener cierta independencia de las eléctricas y ahorrarse unos eurillos en la próxima factura de la luz. La respuesta es sencilla y muy fácil de boicotear.

El principio de solidaridad que esgrimen los defensores del Real Decreto 900/2015 nos dice que si usted produce su propia electricidad pero sigue enganchado a la red, estará utilizando todas las infraestructuras de transporte y producción de electricidad pero sin pagarlas debido al enorme ahorro que supone la instalación de placas fotovoltaicas. Por ello el impuesto al sol nace con la idea de que usted pague las infraestructuras eléctricas aunque no haga uso de ellas.

No voy a entrar al debate de lo ilógica que es esta idea y de lo poco moral que es cobrarle a alguien por querer ahorrar dinero y emisiones de gases contaminantes (es necesario recordar lo importante que sigue siendo el carbón y el petróleo en el mix energético español). Pero sí que voy a dar algunos consejos fáciles de aplicar y que nos permiten reducir el consumo eléctrico y boicotear el impuesto al sol.

Para empezar, podemos reducir un precio fijo que nos cobran las eléctricas y que a menudo pagamos muy por encima de nuestras necesidades reales. Esta medida consiste en reducir la potencia eléctrica contratada. Podría dedicarle un artículo completo a cómo reducir la potencia eléctrica contratada, pero es mejor que le echéis un vistazo a este artículo de mi compañera Cecilia que está explicado de una forma muy clara y sencilla.

Una vez leído y puesto en práctica el artículo de Cecilia, vamos a ver cómo se puede reducir el precio variable de nuestra factura, que depende de la energía que gastamos en nuestro hogar.
Para ello, primero podemos cambiar nuestros electrodomésticos por los más eficientes en el mercado (A+++). Este paso es el más parecido a colocar un panel solar en nuestro tejado ya que al principio es muy caro, pero la inversión se recupera a la larga. Los electrodomésticos que debemos empezar a cambiar son el frigorífico, la televisión (adquirir una que funcione con tecnología LED), la lavadora, la vitrocerámica, el horno, el lavavajillas y el ordenador.

La climatización es otro punto en el que podemos reducir nuestro consumo eléctrico al apostar por evitar encender el aire acondicionado y apostar por utilizar un ventilador en verano y mantas en invierno, aunque esta medida puede ser muy difícil de aplicar para frioleros y calurosos. También es interesante apostar por mejorar el aislamiento del hogar, sobre todo en los dormitorios y en el salón. En este caso recomiendo que comprobéis si vuestra Comunidad Autónoma o Ayuntamiento ofrece ayudas económicas para mejoras en aislamientos, como es el caso de Andalucía.

Por último, debemos apostar por evitar dejar la luz encendida si no es necesario y cambiar la iluminación por la más eficiente en el mercado. El “Stand by” es un gran enemigo del ahorro energético, así que en la medida de lo posible es mejor eliminarlo totalmente. Para ello recomiendo usar regletas con botón de desconexión, ya que son muy cómodas de utilizar y baratas. Eso si, no la compréis de mala calidad, porque al querer ahorraros unos pocos euros en estas regletas lo que estáis consiguiendo es un gran ahorro en seguridad. En este caso hablo de incendios y pérdidas de electrodomésticos (sería una lástima perder una televisión de 900€ por ahorrarnos 7 € en una regleta).

Con la adopción de estas medidas podremos reducir la potencia eléctrica contratada y ahorrarnos parte de la factura de la luz sin pagar el impuesto al sol ya que, afortunadamente no existe ningún impuesto a las buenas prácticas y a la eficiencia energética.

Santiago Fernández

@santidanifp