Llega el famoso viernes negro, el día que todos esperábamos para comprar gangas. Por ejemplo, llevas meses suspirando por una chaqueta que está fuera de tu alcance porque cuesta 30 euros, y mañana viernes te la podrás comprar por 15. Todos ganan, las tiendas que dan salida al stock y multiplican sus ventas y los consumidores que compran cosas que necesitan a precios rebajados. En ropa y complementos, las rebajas suelen ser de un 30% y no es raro que lleguen al 50%.

¿Qué ofertas hacen las compañías eléctricas este Black Friday? Sorprendentemente, ninguna. En realidad, lo que se avecina es otra subida del recibo de la luz, provocada esta vez por una sentencia del Tribunal Supremo que dio la razón a Gas Natural – Unión Fenosa en que su margen comercial por cada kWh vendido a los consumidores particulares era demasiado bajo. La subida se aplicará con carácter retroactivo desde el 1 de abril de 2014. El caso es que las compañías eléctricas podrían hacer sustanciosas ofertas de Black Friday, por dos razones principales: su sustancioso margen comercial (véase arriba) y sus robustos beneficios, más de 5.000 millones de euros al año pasado para las tres grandes (Gas Natural Fenosa, Iberdrola y Endesa).

Hay más: si apostaran en serio por las renovables y el autoconsumo, las ofertas Black Friday eléctricas podrían llegar a rebajas del 50%. Hay que tener en cuenta que el viento, el sol y el agua son “combustibles” gratuitos, que sólo necesitan la instalación y el mantenimiento, a diferencia del carbón, el petróleo, el gas y el uranio, en que hay que pagar cada tonelada de material a tocateja.

La ropa puede hacer rebajas impresionantes porque, gracias a un sistema de producción que produce algodón barato por millones de toneladas –desecando el mar de Aral de paso–. Procesando la materia prima en Bangladesh y otros países limítrofes, con salarios ínfimos, consigue que una camiseta puesta en el mostrador de una tienda de Barcelona o Sevilla tenga un coste de unos pocos céntimos de euro para la empresa, incluyendo los salarios de los vendedores. Así que pueden hacer rebajas de un 30%, 50% y hasta 90% y seguir ganando dinero.

Tampoco hay rebajas de Black Friday en la comida cotidiana. Las patatas, el pan y el atún siguen costando lo mismo. La verdad es que en este caso el margen comercial es tan pequeño y la competencia entre cadenas de suministro tan feroz que no hay mucho margen para bajar los precios, bastante ahogados están ya los agricultores, ganaderos y proveedores de alimentos en general. Y qué les vamos a contar de los servicios financieros, que no han rebajado ninguna hipoteca ni préstamo ni un solo céntimo ni en lo más profundo de la crisis. Así que disfruten del Black Friday comprando alguna cosilla que les apetezca y esperen confiados al Black Friday eléctrico, financiero, inmobiliario, etc. El año que viene, seguro.