La dieta monótona es tan mala en la comida como en la movilidad. Consiste en ingerir todos los días gran cantidad de un solo alimento, el coche. Para distancias cortas, largas o intermedias, para trayectos cotidianos o esporádicos. Da igual: cogemos el coche. Además lo cogemos solos, la media de ocupación de un vehículo es de 1,3 personas, incluyendo el conductor.

Esta dieta tiene problemas. El principal es el coste, mantener un coche cuesta mucho dinero. Como veremos, muchos de estos menús no incluyen un coche en propiedad, que sale por unos 500 euros al mes si incluimos todos los gastos, desde la amortización del precio pagado por el vehículo a las multas, pasando por la ITV, el aparcamiento, el impuesto de circulación, el taller, la gasolina, etc.

Otro coste importante es el sedentarismo que viene asociado siempre a una dieta monótona de coche. Obesidad, diabetes y otros males asociados son más frecuentes entre los usuarios exclusivos del coche. Y junto a la salud personal está la cuestión de la salud pública. El uso del coche de motor térmico implica lanzar a la atmósfera toda clase de contaminantes y tóxicos, que provocan decenas de miles de muertes al año, solamente en España.

A pesar de estos inconvenientes, millones de personas ni se plantean siquiera cambiar de dieta de movilidad, y lo que es peor, se oponen acérrimamente a las iniciativas de pacificación del tráfico, peatonalización, etc., que se puedan poner en marcha en su ciudad. La cuestión se puede plantear en términos políticos, como enemigos ecoprogres del coche contra partidarios de su uso sin restricciones.

No hay que llegar tan lejos, en esto como en todo el sentido común y un buen libro de recetas hacen maravillas. Muchas personas que no sabían ni freir un huevo han descubierto las alegrías de la cocina y ahora hasta intercambian recetas con los amigos. En esto de la movilidad pasa lo mismo: cada vez más personas están probando nuevos platos y decidiendo que les gustan, y empiezan a pedir más y con más variedad.

Menú nº 1 (Moderno)

Coche compartido eléctrico para moverse por la ciudad.
Coche alquilado para los viajes largos de vacaciones (tres al año).

Menú nº 2 (Orgánico)

Bicicleta para ir al trabajo (16 km de distancia por trayecto).
Tren de cercanías para los viajes frecuentes de compras o gestiones.

Menú nº 3 (Macrobiótico)

Caminar para ir al trabajo (2,5 km por trayecto).
Tren y autobús para viajes largos.

Menú nº 4 (Gourmet)

Taxi para desplazamientos cotidianos por la ciudad.
Tren y autobús para viajes largos (en Clase Supra o similar).

Menú nº 5 (Relajado)

Caminar + Tren de cercanías para ir al trabajo.
Bicicleta para desplazamientos frecuentes de compras, ocio, gestiones, etc.

Menú nº 6 (Futurista)

Urban Wheel, Segway, patinete para trayectos cortos de menos de 20 km.
Coche eléctrico para desplazamientos cotidianos de más de 20 km.
Coche alquilado (eléctrico o híbrido enchufable) para viajes largos.

Menú nº 7 (Superlujo)

Coche compartido eléctrico para viajes cotidianos de corto radio.
Cochazo eléctrico (Tesla o similar) para viajes largos.

Menú nº 8 (Ecléctico)

Caminar para los desplazamientos cotidianos de corto radio.
Bicicleta para viajes de radio medio.
Transporte público para el resto de los viajes.

Menú nº 9 (Excéntrico)

Caminar para trayectos cotidianos de corto radio.
Coche alquilado con conductor para viajes largos.

Menú nº 10 (Conectado)

Teleconferencia y similar para el trabajo cotidiano.
Avión para viajes esporádicos de largo radio.

Si alguna de estas recetas te da una idea de cómo dar variedad a tu dieta de transporte, ya sabes: empieza a ensayar. Dentro de poco estarás intercambiando recetas de movilidad con tus vecinos.

Fotografía: Pixabay

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