Fotografía: Alexas_Fotos en Pixabay

El metano es un gas incoloro, inflamable y no tóxico. Se considera un gas de efecto invernadero relativamente potente que contribuye al Calentamiento Global del planeta, ya que tiene un potencial de calentamiento superior al dióxido de carbono. Sin embargo, la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera es significativamente mayor al del metano, y por esta razón es considerado como el principal gas culpable del calentamiento de nuestro planeta.

Con respecto a las principales fuentes de emisión de metano, éstas se pueden clasificar en dos partes diferentes atendiendo a su origen. Las primeras se producen de forma natural por la descomposición de materia orgánica en ausencia de oxígeno. Las segundas, que son de origen antropogénico, las genera el hombre. Sus principales fuentes de emisión son los combustibles fósiles (explotación y distribución), las explotaciones agropecuarias (se produce en el sistema digestivo de los rumiantes), y los vertederos.

En las últimas décadas, la concentración de metano en la atmósfera se ha ido incrementando de manera importante, hasta un 1% por año, siendo su principal origen en las actividades humanas.

Actualmente, el metano contribuye al Calentamiento Global con un 15%. Además se espera que a finales del siglo XXI el efecto de este gas supere al del dióxido de carbono.

No hay que olvidarse que la ganadería vacuna y ovina repartidas por todo el planeta son las responsables de casi una cuarta parte de todas las emisiones de metano en el planeta. Esto es debido a que la cría del ganado produce anualmente 115 millones de toneladas de gas metano. Este componente se genera principalmente por los procesos fermentativos del alimento que ingresa al rumen. Además, hay evidencias sobre las características físico-químicas de la dieta que muestran que una subnutrición contribuye a incrementar las tasas de metano.

La reducción del gas metano sería viable si se sustituyeran las tecnologías convencionales por otras alternativas más sostenibles con una adecuada producción y con mínimos efectos medioambientales. Una de las alternativas que se debería fomentar más sería la ganadería extensiva sostenible que mantiene un nivel de producción sin perjudicar al medio ambiente. Este tipo de ganadería utiliza grandes extensiones de terreno y se desarrolla dentro de un ecosistema natural. Además, se puede beneficiar de las siguientes ventajas si se opta por este tipo de ganadería como, por ejemplo, el escaso aporte de energía que se requiere y el mantenimiento del ecosistema, puesto que contribuye en su conservación tanto en biodiversidad como en la cubierta vegetal.

No obstante, los ciudadanos también pueden contribuir al efecto del gas metano de manera positiva. Hay que optar por el consumo de carne orgánica procedente de la ganadería extensiva y no menos importante es reducir el consumo excesivo de carne. Optar por comer carne dos o tres veces a la semana en lugar de todos los días. Optar por una dieta que proporcione menos proteína y grasa animal además ser beneficioso para el cuerpo, es menos perjudicial para el medio ambiente al reducirse las emisiones de metano procedente de la fermentación ruminal.

Finalmente, hay que recordar sobre la Cumbre del Clima de París que se celebrará a finales de este año y las futuras decisiones que se tomarán con respecto a este tema. Casi más de la mitad de los 15 años más calurosos que se registraron hasta ahora han tenido lugar en el siglo XXI y el año pasado fue el más caluroso. Por desgracia, según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) las emisiones de gases de efecto invernadero siguen incrementándose y alcanzan niveles desconocidos desde hace al menos 800.000 años.

Referencias

Tuimpacto.org: las principales fuentes de emisión de gas metano