Hay infinidad de recopilaciones de ecoconsejos. Un ecococonsejo es una idea de acción que puede hacerte ahorrar dinero, mejorar tu salud y ayudar a salvar el planeta. Van desde el muy conocido “dúchate en lugar de bañarte” al más técnico “instala paneles solares térmicos para el agua caliente”. Algunos son simplemente de sentido común, como apagar las luces de las habitaciones cuando salimos de ellas. Otros son comportamientos cívicos, como no tirar la basura mezclada y separarla por clases. Otros tienen mucha más complicación, aunque sus beneficios son muy grandes, como realizar un aislamiento completo de la vivienda o del edificio. Y otros son muy fáciles de poner en práctica, como huir de los alimentos ultraprocesados.

¿Existe algún ecoconsejo general, fácil de poner en práctica y que nos proporcione grandes beneficios? Claro que existe, es este: compra tus alimentos en el mercado local. Localiza el mercado más próximo, camina hasta allí, compra tus alimentos y cocínalos.

Cuatro grandes beneficios de tan sencilla acción:

  • Ir caminando al mercado, y regresar cargado con unas cuantas bolsas, es un ejercicio saludable que ahorra el coste del vehículo y reduce la contaminación que este produce (puedes ver aquí los beneficios de caminar como medio de transporte).
  • Comprar en el mercado te permite elegir alimentos frescos y en sazón (de temporada) y de origen cercano, así que ahorras dinero y reduces la huella ecológica del transporte y conservación de los alimentos.
  • Cocinar los alimentos que compraste es lo mejor para tu salud y es más barato que el take away, que se puede reservar para solucionar imprevistos. Mejorar paulatinamente tu habilidad culinaria es una actividad absorbente que terminará por engancharte.
  • Hay un cuarto beneficio menos aparente. Tal vez no tengas claro dónde está el mercado más próximo a tu domicilio, o esté tan lejos que no puedas ir caminando. Sin llegar al extremo de los desiertos alimentarios, hay zonas bastante mal abastecidas de puntos de venta de alimentos frescos. Es el momento de buscar información sobre todas las posibilidades alimentarias de tu localidad. Indaga e investiga acerca de mercados municipales, mercados de productores, mercadillos temporales, tiendas a granel, grupos de consumo y otras fuentes posibles de alimentos frescos, incluyendo el trueque con los vecinos. Una de las cosas buenas que tiene ir al mercado es el trato con quienes llevan los puestos, tu pescadera de confianza, el frutero que siempre te pone una manzana de regalo, la familiaridad de conocer los entresijos del mercado (sí llegas a un nivel pro) o incluso charlar con otra clientela, ya sea conocida o no. Terminarás más sabio y mejor alimentado.