Fotografía: Christopher Burns on Unsplash 

Hoy es el Día Anual Internacional de Concienciación sobre el Ruido, pero ¿por qué es tan importante concienciar sobre este tema? El exceso de sonido en forma de ruidos fuertes o constantes que resultan molestos o desagradables, y que son debidos principalmente a actividades humanas, es lo que llamamos contaminación acústica. Aunque es más habitual que se hable de la contaminación atmosférica, la contaminación acústica o ruido ambiental es igual de importante o más, ya que produce efectos negativos graves sobre nuestra salud.

De toda Europa los españoles son los que más expuestos están a altos niveles de ruido –España es el segundo país más ruidoso del mundo, solo detrás de Japón– somos una sociedad ruidosa, nos gusta el jolgorio y el bullicio, y no consideramos que sea un tema de salud pública. No podríamos estar más equivocados, la OMS calcula que por culpa del ruido ambiental cada año los 500 millones de ciudadanos europeos perdemos alrededor de 1,6 millones de años de vida saludable.

Pero ¿cuánto es mucho ruido? Según la Organización Mundial de la Salud los niveles límites recomendados son de 55 dB durante el día y 40 dB durante la noche. Aún así estos límites apenas son respetados, ya que se estima que alrededor del 20% de los europeos están expuestos a niveles superiores a los recomendados para las horas diurnas y un 30% durante las horas nocturnas.

¿Qué consecuencias tiene superar estos niveles sobre nuestra salud? La primera que nos puede venir a la mente por obvia es la sordera permanente, producida por estar expuesto a niveles mayores de 85 dB durante varias horas, y la sordera momentánea o “acúfeno” (sensación de taponamiento y percepción de un sonido en forma de pitido o zumbido que no existe, típico después de un concierto o al salir de una discoteca). Esto afecta principalmente a la gente joven, de hecho la OMS estima que buena parte de la población mundial entre 12-35 años está en riesgo de pérdida auditiva como consecuencia de la exposición recreativa a sonidos fuertes y a la utilización de cascos.

Otra de las consecuencias más conocidas, y sufridas, son los trastornos del sueño: insomnio, problemas de concentración, fatiga, etc. Esto es grave ya que si no se alcanza un buen descanso al día siguiente aumentan los niveles de cortisol, una hormona que nuestro cuerpo libera como respuesta a situaciones de estrés y que produce un aumento de los niveles de azúcar en sangre y una disminución de la formación ósea. Además varios estudios han podido demostrar que superar los niveles recomendados aumenta la posibilidad de sufrir otros problemas de salud como enfermedades cardiovasculares o respiratorias, migrañas crónicas, depresión, ansiedad, neurosis, estrés, irritabilidad, etc.

Como se puede ver la contaminación acústica no es moco de pavo, y teniendo en cuenta que las principales zonas afectadas son las áreas urbanas –donde vive más de la mitad de la población mundial– es importante tomar medidas. En caso contrario, se calcula que para 2030 alrededor de 630 millones de personas sufrirán pérdidas auditivas, número que podría llegar a superar los 900 millones en 2050.

Pero no todo está perdido. La ventaja de la contaminación acústica es que se puede revertir fácilmente y con rapidez si se va a la raíz del problema, es decir, los focos. Los principales focos de ruido ambiental en zonas urbanas son el tráfico (tanto rodado como aéreo o ferroviario), comercios,  talleres y zonas de ocio (bares, terrazas o discotecas). De todos ellos el más importante es el tráfico rodado, un ejemplo es la ciudad de Madrid, donde el 80 % de la contaminación acústica proviene de este foco. Y aquí viene la buena noticia. Podemos hacer mucho para reducir el ruido ambiente sin ningún esfuerzo: simplemente, usando menos el coche o, si no tenemos más remedio que usarlo, reduciendo la velocidad a 30 km/h o menos.

Luchemos contra el ruido: tenemos derecho a la salud, tenemos derecho al silencio.

Carlota López 

Fuentes:

OMS

“Ruido y salud” (2012). Observatorio Salud y Medio Ambiente DKV Seguros-GAES. Nº 3.

Mueller. N et al. “Urban and Transport Planning Related Exposures and Mortality: A Health Impact Assessment for Cities” (2017) Environ Health Perspect. nº 125(1): 89–96.