Fotografía: Hans Braxmeier en Pixabay  

 

Al público se le dice una y otra vez que el reciclaje es beneficioso para el medio ambiente y que es una forma de salvar el planeta. Así que, colocar la botella de plástico en el contenedor amarillo no merece mucha más atención una vez que lo hemos hecho. Se supone que este simple acto de colocar la botella en su contenedor específico llevará a su reciclaje y beneficiará al medio ambiente. Sin embargo, hay una sombra oscura que nubla el mundo del reciclaje. Muchas personas no son conscientes del hecho de que lo que ellos creen que es su “contribución al reciclaje” a menudo se envía al extranjero para ser procesado, y gran parte de él ni siquiera se recicla.

La crisis del reciclaje se originó y empeoró más directamente debido a la prohibición de China de importar plásticos. Durante más de 25 años, China recibió la mayor parte, el 45 %, de las exportaciones de residuos plásticos del mundo. Esto incluyó millones de toneladas : 842 MTm de Japón, 693 de los Estados Unidos, 390 de Alemania y 112 de España. Sin embargo, en 2017, China prohibió la importación de la mayoría de los plásticos precedentes de las basuras urbana. Esto creó una onda expansiva en la industria del reciclaje y dejó a las naciones, los municipios y las ciudades de todo el mundo con el problema de dónde iban a enviar sus plásticos. Para seguir entendiendo la crisis del reciclaje, primero es importante comprender que el reciclaje es un negocio . El principal comprador de residuos reciclables (China) básicamente ha cerrado, creando caos y dejando muchos lugares sin poder deshacerse de sus residuos, ya que se ha vuelto más caro reciclarlos.

The Guardian ha comenzado recientemente una serie titulada Los Estados Unidos del Plástico que investiga el ciclo del plástico en un entorno global y las consecuencias de nuestro consumo. Se centra principalmente en donde termina el plástico de los Estados Unidos, pero ofrece una perspectiva global sobre el negocio del reciclaje y su sostenibilidad. Este periódico descubrió que “cientos de miles de toneladas de plástico estadounidense se envían cada año a países en desarrollo en todo el mundo para un proceso de reciclaje mal regulado, sucio y laborioso». Esto es problemático por muchas razones. En efecto, las naciones occidentales más ricas están exportando sus desechos plásticos para que las naciones de bajos ingresos se encarguen de ellos, rehuyendo la responsabilidad sobre sus propios desperdicios. Los nuevos países que se encargan de parte del plástico que solía ir a China son Laos, Senegal, Etiopía y Bangladesh.

Ninguno tiene mucha regulación ambiental, lo que significa que lo que se envía para ser reciclado puede terminar causando más daño, ya que tiene una mayor probabilidad de terminar dispersado en el medio ambiente. Los trabajadores que clasifican y reciclan el plástico en las instalaciones de reciclaje en estas naciones también son víctimas de condiciones de trabajo extremadamente malas, que son peligrosas para su salud y tóxicas para el medio ambiente. En Vietnam, a los trabajadores se les paga el equivalente a 6 euros por día para quitar las piezas no reciclables y luego clasificar lo que queda. La investigación de The Guardian cita a uno de los trabajadores, Nguyễn Thị Hng Thắm, quien comenta que “realmente nos asustan los vapores de plástico; no nos atrevemos a beber el agua del subsuelo aquí”. El despilfarro de las naciones privilegiadas y ricas se envía a las de bajos ingresos en una especie de continuación cíclica del colonialismo.

En los Estados Unidos, cada vez se debería reciclar más y en realidad los residuos se envían al vertedero o se incinera. Debido a la prohibición de China, para muchas ciudades es demasiado caro exportar su plástico para que sea reciclado o tratado en otro lugar. Según el New York Times, la ciudad de Filadelfia ahora está incinerando aproximadamente la mitad de su producción de desechos correspondiente a 1,5 millones de residentes, y muchas otras ciudades y las ciudades de los Estados Unidos simplemente están abandonando el reciclaje o enviándolo todo a los vertederos. Otro artículo en la serie de The Guardian también revela que “solo la mitad (56%) del plástico desechado que Estados Unidos exportaba está siendo aceptado por los mercados extranjeros, a raíz de la prohibición de China». El impacto de la prohibición de China puede ser más visible en los Estados Unidos ahora, pero es un fenómeno mundial: como la naturaleza del negocio de reciclaje, es global.

Esta crisis en la industria del reciclaje demuestra nuestra adicción y dependencia del plástico. Está claro que el reciclaje ya no es una solución clara. Para que la industria del reciclaje sea realmente beneficiosa para el medio ambiente, es necesario crear regulaciones globales más estrictas y la exportación de residuos plásticos debe reducirse significativamente. Sin embargo, el 91% del plástico nunca se ha reciclado, ¿está la industria actuando correctamente? De cualquier manera, un cambio drástico en nuestro moderno estilo de vida es necesario si queremos evitar ahogarnos en plástico.

Kristen Castro

 

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