Hoy vamos a tratar un problema que afecta a todos los habitantes de una gran ciudad a través de una polémica generada en la ciudad de Málaga, que últimamente está dando mucho de que hablar. Málaga es famosa por sus playas, su vino moscatel, sus chiringuitos y porque el Málaga CF llegó hace poco a cuartos de final en la Champions (con un polémico final ante el Borussia Dortmund). Pero Málaga tiene algo que poca gente sabe, incluso los propios malagueños, que hace honor a los problemas de ordenación del territorio que afecta a toda la costa española y a la costa del Sol en particular. Este hito es el barrio de Carretera de Cádiz. Ahora os preguntaréis ¿qué tiene de especial este barrio?

Lo que hace singular a este barrio es que posee una de las densidades de población más altas de toda Europa. Este barrio formado por bloque de viviendas surgió en una época donde la ordenación del territorio brillaba por su ausencia y por ello carece de zonas verdes. Sin embargo, al norte del barrio se encontraban unos antiguos depósitos de la compañía Repsol, que han sido desmantelados y sus terrenos han pasado a dominio municipal. En estos terrenos el Ayuntamiento de Málaga tiene planeado la construcción de 4 gigantescas torres de hasta 120 m de altura y algunos bloques de edificios más pequeños dedicados a VPO, así como diversos equipamientos deportivos y un parque.

Sin embargo, recientemente ha surgido un movimiento social para destinar las 17 ha de suelo a un bosque urbano que sirva como filtro dentro de la ciudad y como lugar de ocio y esparcimiento a los vecinos. Esta plataforma, que incluso ha realizado recogidas de firma con notable éxito, ha conseguido poner en jaque al Ayuntamiento de Málaga que se ha tenido que replantear el proyecto (renunciando a los equipamientos y a los bloques más pequeños, pero no a las torres).

En la actualidad este conflicto está lejos de solucionarse, pero quiero aprovechar esta polémica para sacar una lectura más profunda sobre un problema global, la falta de espacios verdes en las ciudades.

Hasta hace pocos años, casi nadie quería un parque en su barrio debido a varias razones.  La primera es porque los parques eran lugares frecuentados por personas de dudosa reputación y por lo tanto, los parque no eran seguros, la segunda es que los niños no necesitaban un parque para jugar porque no había coches en las calles y por último, no se conocían como ahora los beneficios medioambientales que reporta un parque a la ciudad.

Actualmente esta tendencia se ha revertido completamente, ahora todo el mundo quiere tener un parque cerca de su casa, hasta el punto de que una vivienda puede aumentar su valor al tener un parque en los alrededores. Además, ahora las calles son inseguras para que los niños jueguen debido al aumento del tráfico, por lo que un parque es el mejor sitio para que los niños desarrollen su imaginación lejos de los peligros del tráfico y de las videoconsolas. Por ello ahora los ciudadanos demandan a sus administraciones que aumenten tanto en cantidad como en calidad las zonas verdes de su municipio.

Seguramente a todos les sonarán grandes plazas de hormigón sin sombra, parques infantiles sobre chinarros, hectáreas de césped sin árboles, mobiliario urbano roto y un largo etc. Por ello la ciudadanía exige que los nuevos espacios verdes cumplan con su verdadera función, que no es otra que ser espacios disfrutables por las personas y que permitan mejorar el medio ambiente urbano.

Una de las principales exigencias que se le exigen a las administraciones es el aumento del número de árboles en las zonas verdes, hecho que tiene innumerables beneficios para el medio ambiente y la sociedad. Sin embargo, hablar de ello daría para un artículo, como ello os recomiendo leer el artículo de Verónica Del Río Díez que habla de una forma más profunda sobre estos beneficios ambientales.

Para que las zonas verdes sean más acogedoras, los Ayuntamientos están llevando medidas tales como certificar los parques infantiles conforme a la normativa, llenar los parques de árboles, realizar estudios sobre qué especies vegetales usar, etc. Si en tu barrio no están realizando estas acciones igual ya es hora de poner una queja en el propio Ayuntamiento para que se pongan las pilas en el área de Parque y Jardines (por mi experiencia puedo decir que normalmente es un área que cuenta con poco apoyo dentro del organigrama municipal y menos aún en el presupuesto).

La mejor manera de hacer esto es por escrito, así que ve a tu Ayuntamiento y pon una queja formal señalando los defectos que tiene la zona verde de tu barrio. Si esto no surte efecto, una reunión con el Concejal Delegado o con el Técnico de Parques y Jardines puede acelerar las cosas. Si aún así no se solucionan las carencias de tu zona verde puedes hacer una recogida de firmas como se ha hecho en el caso que he puesto de ejemplo en Málaga con los Terrenos de Repsol o iniciar una campaña de denuncia en las redes sociales.

La nota negativa de tener muchos parques es la necesidad de mantenerlos, lo que conllevaría aumentar el presupuesto para mantenimiento (contratación de nuevo personal, nuevas herramientas, etc) con el resultado final de subir los impuestos. Sin embargo, se pueden abaratar los costes si el Ayuntamiento cuenta con un vivero municipal (para suministro propio o para venta al exterior), utiliza los desechos vegetales para producir compost (para consumo propio o para venta al exterior) y reservando espacios en los parques para huertos urbanos (cumplen una función social y reduce la superficie que deben mantener los operarios municipales).

El caso del bosque urbano de Málaga está lejos de acabarse, pero al menos es un consuelo saber que cada vez los ciudadanos están más concienciados con la importancia de las zonas verdes en las ciudades, por los beneficios ambientales que aportan. Ahora sólo queda concienciar a los que toman las decisiones.

Santiago Fernández
@santidanifp