El combustible es barato…

El “combustible” eléctrico es mucho más barato que el gasoil o la gasolina. Medido en euros por kilómetro recorrido, puede llegar a ser hasta diez veces menos caro.

…y seguirá siéndolo

Además, el precio de la electricidad depende menos de crisis e imprevistos que el precio del petróleo. Los usuarios del coche eléctrico no están pendientes de la cotización del petróleo o buscando gasolineras más baratas. Cuando la mayor parte de la electricidad provenga de fuentes renovables, su precio bajará –el viento y el sol son gratis.

No derrocha energía

El coche eléctrico es más eficiente. El motor eléctrico convierte la energía en movimiento de manera mucho más eficaz que el motor de combustión, que pierde mucha en los traqueteos de los cilindros y las cámaras de combustión.

Tiene menos averías

Otra consecuencia usar un motor eléctrico en un coche y no uno “de explosión” es que te olvidarás de ir al taller. Un coche eléctrico se estropea con la misma frecuencia que un buen electrodoméstico, es decir casi nunca: tiene menos partes  móviles susceptibles de fallar.

No emite gases tóxicos por el tubo de escape

En realidad, no tiene tubo de escape. El coche eléctrico es la contribución decisiva para limpiar la atmósfera de nuestras ciudades. De la misma forma en que está prohibido fumar en locales públicos, las ciudades están paulatinamente prohibiendo la entrada de los coches de combustión en las calles igualmente públicas. Las calles no son locales cerrados, pero funcionan como habitaciones cerradas muchas veces, en invierno, cuando la atmósfera no se puede dispersar y los contaminantes se van acumulando.

No hace (tanto) ruido

El motor del coche eléctrico es completamente silencioso en comparación con el motor de explosión (como su nombre indica). En movimiento, el único ruido que emite es el producido por el golpeteo de las ruedas con el pavimento.

Se mueve con libertad por la ciudad

Los gases tóxicos que emiten los coches de combustión hacen que los municipios cada vez pongan más limitaciones a su entrada en la ciudad (regulación del aparcamiento, “tasa de congestión”, zonas solo para residentes, etc.). El coche eléctrico no sufre ninguna de ellas, se puede desplazar libremente por cualquier parte del casco urbano y aparcar donde le convenga. Estas limitaciones se van a reforzar en el futuro próximo. Varias ciudades van a prohibir lisa y llanamente la entrada de coches diesel, por ejemplo.

Está listo para la energía renovable

El coche eléctrico es perfecto para funcionar acoplado a las energías renovables. Por ejemplo, puede absorber y almacenar por la noche el excedente de energía eléctrica que producen las centrales eólicas durante las horas nocturnas. Es un ejemplo entre muchos: hay múltiples posibilidades de acoplar un coche eléctrico a un sistema renovable. Podríamos llegar a abastecer de energía de manera autónoma a nuestro vehículo usando paneles solares fotovoltaicos. En realidad, el coche eléctrico alimentado a base de electricidad fabricada quemando carbón o petróleo no tiene ningún sentido.

Es perfecto para incorporar nuevas tecnologías “inteligentes”

Otra ventaja del coche eléctrico es que está “preadaptado” a las nuevas tecnologías que van a regular el tráfico de vehículos, especialmente la conducción autónoma. Eso podría reducir drásticamente el número de muertos y heridos en las calles y carreteras, que actualmente es de decenas de miles solamente en nuestro país.

Funciona muy bien en las redes de la economía compartida y colaborativa

El coche eléctrico, con su manera de funcionar literalmente conectado a la red eléctrica y de telecomunicaciones, también está preparado para funcionar como coche compartido, en cualquiera de las muchas modalidades que se están poniendo en marcha. La combinación smartphone + coche eléctrico es imparable. Hay que tener en cuenta que un coche compartido puede retirar como mínimo 10 coches privados de las calles.