Fotografía: Markus Spiske en Unsplash

 

La industria de la moda hoy en día está llena de miles de marcas que compiten ferozmente para atraer a sus clientes y para seguir las tendencias en constante evolución. Debido al ritmo extremadamente rápido en que cambian las tendencias de la moda, las marcas de ropa deben ser muy rápidas y eficaces a la hora de lanzar nuevas prendas. Este método barato de crear moda no sólo genera residuos de materiales, sino que también contribuye a la contaminación del medio ambiente, especialmente del agua.

La moda rápida está contribuyendo a la degradación del medio ambiente, así como afecta a los derechos humanos de la mano de obra muchas veces injustamente remunerada que confecciona la ropa. La moda rápida no sólo es perjudicial para la ética ambiental, sino que también es un problema para los derechos humanos. Es fundamental que la industria de la moda evolucione para reducir su impacto negativo en el medio ambiente, así como en los que participan en el proceso de fabricación.

Con el fin de satisfacer las demandas excesivas de los clientes, las marcas de moda deben asegurarse de que suministran de manera constante todo tipo de prendas de vestir. Esto sólo puede tener éxito si la empresa tiene un continuo exceso de producción de ropa. Este enfoque demasiado utilizado por las grandes marcas crea una inmensa cantidad de residuos procedentes de ropa que nunca se compró o utilizó. Una vez que la línea ha sido reemplazada por una nueva tendencia, el exceso de ropa se envía a un incinerador y se destruye. Este proceso de destrucción y procesado de productos no deseados a menudo puede tener lugar en otros países debido al precio más barato para hacerlo. Sin embargo, este proceso también puede tener lugar en la propia empresa, dependiendo de sus recursos económicos. Este proceso crea una cantidad colosal de contaminación que se libera a la atmósfera, contribuyendo a un peligroso aumento de los niveles de CO2.

La industria de la moda debe implementar cambios significativos para reducir el daño que produce al medio ambiente. Esto significa que las marcas necesitan ralentizar sus procesos de fabricación para evitar el problema de la sobreproducción y la necesidad de destruir todo el exceso de ropa no utilizada. Al ensamblar prendas de vestir que sean duraderas durante un período de tiempo más largo, el producto se vuelve más valioso para los consumidores. Aunque la oferta no siempre pueda ser satisfecha, la demanda aumentará exponencialmente debido a la singularidad del producto en sí.

La moda rápida debe cambiar, debido a su incapacidad para cumplir no solo con la ética ambiental, sino también con la ética de los derechos laborales. Es esencial que esta ética sea cuestionada para mejorar el futuro de la propia industria de la moda. Esto no sólo reducirá la fuerte presión de la moda sobre el medio ambiente, sino que también garantizará que los empleados de la industria reciban un trato justo por procesar y fabricar los productos. Si bien la moda sostenible suele pasarse por alto en todo el mundo, es una cuestión acuciante que debe abordarse a raíz de la crisis climática.

Elizabeth Taylor

 

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