Fotografía: ONU Medio Ambiente 

ONU Medio Ambiente invita a todo el mundo (literalmente), desde personas a gobiernos, a “organizarse para planear actos que se conviertan en un movimiento mundial para combatir la contaminación del plástico”. El lema oficial de este Día Mundial del Medio Ambiente 2018 es #SinContaminaciónPorPlásticos.
Recientemente se lanzó la campaña #DesnudaLaFruta, y este artículo, que alcanzó cierta difusión, provocó una reacción bastante viva al proponer en su impactante titular “Querido consumidor, deja de reciclar”. Naturalmente, hubo que explicarlo: por supuesto que debemos seguir usando los contenedores amarillos, pero ¿no sería buena idea producir menos residuos de plástico?

La industria del plástico ha contraatacado con la campaña #NoCulpesAlPlástico, que se resume en una infografía con diez argumentos principales. La idea general es que los plásticos desechables son imprescindibles para conservar los alimentos en buen estado, y que el problema de las islas marinas de basura plástica puede resolverse mediante campañas de educación y concienciación, aumentando el número de contenedores.

¿A quién debemos creer? La referencia mundial es evidentemente el programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente. Sus recomendaciones se resumen en el lema “Rechaza lo que no puedes reutilizar”. En concreto, la ONU recomienda rechazar el plástico desechable y los envases de un solo uso, elegir bolsas reutilizables y llevar nuestros propios envases. Esto último puede consistir en llevar botes y cajas reciclables para colocar en ellos los alimentos que compremos. Lo más interesante de las recomendaciones de la ONU es esta: “Encuentra formas innovadoras de resolver el desafío de los plásticos en el sistema alimentario: di no al exceso de envases plásticos desechables”.

El sector de la distribución se está moviendo rápido. Hace ya muchos años que Carrefour comenzó a cobrar las bolsas de plástico desechables. Lidl acaba de anunciar que dejará de vender bolsas de plástico (100 millones de unidades al año solamente en España) y ya propone a sus clientes bolsas de papel como alternativa.

En general, la producción y dispersión en el medio ambiente de bolsas plásticas de un solo uso se ha reducido a menos de la mitad en unos pocos años. Animada por este éxito, la Comisión Europea quiere prohibir pajitas, vajilla de un solo uso y bastoncillos de plástico. Varios países del este de África han prohibido lisa y llanamente las bolsas de plástico.

En medio de todos estos movimientos estamos los ciudadanos y consumidores. ¿Estamos obligados a seguir llenando la cesta de la compra con plásticos efímeros que tiraremos a la basura nada más llegar con las compras a casa? En realidad hay muchas alternativas, desde comprar únicamente en tiendas de venta a granel y llevar nuestros propios envases a simplemente rechazar los productos demasiado rebozados en plástico. Por ejemplo, una triste cebolla pequeña colocada en una bandeja de poliespán y retractilada en film plástico fue la imagen que dio origen a la campaña #DesnudaLaFruta.

Es absurdo que frutas y verduras, generalmente  dotadas por la naturaleza con una buena capa protectora, sean envueltas en capas y capas de plástico desechable, muchas veces en la forma de artísticas cajitas y blísters. Una mandarina pelada y colocada en un envase plástico en forma de mandarina (es un caso real), es un símbolo bizarro pero también preocupante de la manera en que nuestra civilización expande su huella ecológica y derrocha los recursos sin provecho para nadie y daño de muchos –que se lo digan a la fauna marina que tiene que vivir en una isla de plástico.

 

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