¿Cómo elegir tus productos alimenticios? La comida orgánica, ¿es siempre una buena opción? La agricultura ecológica es un mercado con éxito exponencial, con consumidores que buscan cada vez más productos saludables.

La superficie de la producción agrícola biológica está creciendo. El 6% de la tierras agrícolas de la UE están cultivadas de manera biológica y la mayoría de estas tierras se concentran en cuatro países: España (17%), Italia (13%), Francia (11%) y Alemania (10%).

La agricultura ecológica española es una de las más importantes, con un aumento continuo de superficie, producción y consumo. En la producción de cultivos, los sectores con mayores tasas de crecimiento son: cereales, frutos secos, viñedo para vino, hortalizas, patatas y legumbres. Las granjas orgánicas de carne vacuna, ovina y avícola también están creciendo, pero en menor medida.

Para tener pruebas de la importancia de desarrollar la agricultura ecológica, tenemos el ejemplo de Francia sobre las colonias de abejas que producen miel en parcelas orgánicas. El equipo de investigadores franceses del CNRS (Centro Nacional para la Investigación Científica), el INRA (Instituto Nacional de la Investigación Agronómica) y la Universidad de La Rochelle estudió durante seis años las colonias de abejas y publicaron un estudio en el Journal of Applied Ecology el 26 de junio de 2019. ¿Cuál es la conclusión? Descubrieron que las colonias de abejas son mucho más eficientes, hacen mejores reservas de polen y aumentan las posibilidades de supervivencia de su colmena cuando se mueven en parcelas orgánicas.

Los efectos ambientales de las prácticas de producción agrícola se miden a largo plazo, pero hay pruebas de que los beneficios sobre el medio ambiente son reales. Los impactos de la agricultura orgánica son múltiples, sobre el agua y la calidad del suelo, la biodiversidad de las especies, los paisajes o el consumo de energía.

Pero al final, ¡vivir bien no es solo vivir orgánico! Las alternativas sociales, culturales y éticas nacen en la continuidad de este cambio en la dieta, como el vegetarianismo y el veganismo, que ponen en el centro de sus convicciones el bienestar animal y el impacto ecológico, lo que provoca un cambio total de nuestra forma de consumo. ¿Debería la alimentación ecológica encarnar una forma de vida?, una forma de aprehender el mundo y la sociedad de consumo. El consumidor se convierte en un actor de la producción, eligiendo el origen y la calidad de los productos orgánicos que consume. El control por nosotros mismos de lo que termina en nuestro plato es un aspecto importante de lo orgánico, al ser conscientes del origen y la composición de los productos que consumimos.

El comercio biológico tiene que ir acompañado de ética y justicia social. Consumir comida orgánica, no solo es bueno para la salud, también es garantía de reducción de la huella de carbono. Por ejemplo, gracias a los circuitos cortos de consumo que promueven el comercio eco-responsable, se garantiza la transparencia del producto y evita el transporte de mercancías de larga distancia. Finalmente, es una manera de pensar el trabajo agrícola desde un punto de vista sostenible, con el ser humano en el centro de la producción, con el respeto al planeta que le permite ofrecer alimentos de calidad en buenas condiciones. Cambiar hacia un modelo de vida ecológico debería favorecer a todas las personas, esa es la esencia de la sostenibilidad.

Fotografía: Markus Spiske en Unsplash.

Laura Houis

 

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