Si alguna vez has pensado en escapar del sistema capitalista en el que estamos inmersos donde tenemos una visión individualista y no hacemos nada más que aumentar el consumo en contra de la conservación de nuestro planeta, una ecoaldea pueden ser tu lugar. Y bien, ¿qué es eso? Según Robert Gilman “una ecoaldea es un asentamiento humano, concebido a escala humana, que incluye todos los aspectos importantes para la vida, integrándolos respetuosamente en el entorno natural, que apoya formas saludables de desarrollo y que puede persistir indefinidamente».

Surgen de la necesidad de aquellas personas que abandonaron las grandes ciudades buscando el entorno natural y la belleza de las cosas simples de la vida en el campo. En una ecoaldea todo el mundo se conoce y habla con los demás (no sobrepasan los 500 habitantes), con una completa funcionalidad donde los habitantes tienen acceso a estudios, trabajo, ocio, necesidades básicas, etc. relacionándose con el exterior para el uso de transporte, hospitales y demás servicios que una aldea pequeña no puede albergar. Por último, ofrece una total integración con la naturaleza, una vida sostenible que respeta y cuida el entorno donde la actividad agrícola tradicional es uno de los principales motores.

En España tenemos la Red Ibérica de Ecoaldeas que se encarga de acercar las diferentes ecoaldeas de la Península, sus proyectos y actividades, así como realizar un intercambio de información y recursos difundiendo el concepto de ecoaldea. Para ello, cada verano los diferentes integrantes de la red realizan un encuentro que este año tendrá lugar en Amalurra (Arzentales, Bizkaia) del 25 al 28 de agosto. El lema de este encuentro es: Comunidad, especial transformadora para una nueva cultura global, y surge con la intención de crear un espacio de creatividad, complicidad, aprendizaje y crecimiento para co-crear el futuro como personas, colectivos y humanidad a través de los diferentes talleres y actividades que se realizan.

A 50 kilómetros del centro de Madrid tenemos una de ellas, Valdepiélagos. Se fundó en 1996 y no sin grandes esfuerzos consiguieron todo lo necesario para construir un barrio de 30 viviendas unifamiliares con arquitectura bioclimática y materiales ecológicos que quedaron terminadas en 2008. Actualmente viven unas 60 personas con diferentes inquietudes y profesiones que comparten los talleres y actividades que se realizan en la aldea, como yoga, teatro, elaboración de jabones, etc. Además, tienen una propia moneda social, las moras, una herramienta utilizada por algunos colectivos para facilitar un sistema de trueque tanto de productos como servicios basados en la confianza y en la reciprocidad. Si quieres saber más, no dudes en visitarla y disfrutar de este modo de vida sostenible.

Si te pilla a desmano o  prefieres conocer más sobre las ecoaldeas desde la distancia, puedes ver el documental “I know a place” donde se muestra la aldea de Matavenero, que se encuentra en pleno valle del Bierzo. Seguro que después de verlo, te dan ganas de dejarlo todo y coger un autobús rumbo a una vida sostenible.

Leticia Millán