Algunas preguntas y respuestas sobre el consumo doméstico del agua y la sostenibilidad:

Durante más de un siglo, la política del agua en España se ha basado en incrementar la oferta de agua a toda costa, principalmente mediante la construcción de embalses y canales, algunos de ellos planteados incluso como trasvases de larga distancia. La política del agua se dedicaba a explotar los ecosistemas acuáticos mediante obras con cargo al presupuesto público, sin preocuparse apenas ni de los impactos ambientales ni del coste real del agua. La medida más polémica de los últimos años fue la intención de trasvasar 950 hectómetros cúbicos anuales del Ebro a las cuencas mediterráneas de Cataluña, Júcar, Segura y el Sur. La nueva política del agua que preconiza la Directiva marco propugna exactamente lo contrario: proteger y recuperar los ecosistemas acuáticos, y hacer que los usuarios paguen los verdaderos costes del agua, excepto en casos muy justificados por razones sociales.
La reformulación del Plan Hidrológico Nacional, en las áridas condiciones climáticas y meteorológicas que tiene gran parte de España, ha llevado a serios enfrentamientos y debates entre las partes implicadas con intereses enfrentados. Aunque siempre han existido buenas intenciones para gestionar el agua los resultados no han sido ni son del todo satisfactorios: parece haber comenzado una era de “guerras del agua”.

Aún así, acostumbrados a décadas de agua muy barata y abundante (aunque no en todo el país) la necesidad de aumentar la eficiencia en el uso de agua cala muy lentamente en la conciencia de la mayoría de la población. Es un tema de vital importancia el que todos participemos con nuestras actividades y conductas cotidianas en el uso de agua.