Para el medio ambiente

La salida de millones de personas rumbo a los destinos de ocio, supone una invasión cíclica de playas, montañas, espacios naturales y ciudades históricas. En el peor de los casos, la saturación de la zona de ocio provoca su degradación irreversible: es lo que ocurre en determinados parques naturales próximos a las grandes ciudades o en algunas zonas playeras o de nieve de enorme concentración en los períodos de vacaciones.

Lo contrario también es cierto: el uso turístico y recreativo ha salvado a muchos enclaves del abandono y la degradación, proporcionando, además, recursos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

La diferencia entre uno y otro efecto radica en si se ha llevado a cabo o no una adecuada organización y planificación de los flujos de visitantes. Por ejemplo, en muchos espacios naturales, los visitantes solo pueden caminar por unos senderos o pasarelas prefijados. En otros casos, se limita estrictamente la densidad y altura de las edificaciones, y se construyen dotaciones ambientales como depuradoras de aguas residuales.

Para tu bolsillo

Más calidad, mejoras ambientales y (probablemente) más precio

Las actividades de turismo guiadas por criterios ambientales, pueden ser más caras que las convencionales, lo que resulta lógico, pues incluyen en el precio el coste de la salvaguarda del medio ambiente. La contrapartida es que ofrecen más calidad, huyen de la masificación y garantizan un paisaje más limpio, mejor conservado y más agradable. He aquí dos iniciativas en la política turística que muestra la tendencia general del sector:

  • Tarjeta verde Ecotasa turística en Baleares
    En el año 2001 el Parlamento Balear aprobó el «impuesto sobre las estancias en empresas turísticas de alojamiento, destinado a la dotación de fondos para la mejora de la actividad turística y el medio ambiente», llamado corrientemente ecotasa turística.
    En octubre de 2003 se derogó el cobro de la mencionada ecotasa turística. La ecotasa gravaba la estancia en hoteles y apartamentos con una tasa de 0,25 a 2 euros por persona.
    La “tarjeta verde”, un bono voluntario de 10 euros que se vende a turistas y residentes, y con el que se facilitan descuentos en actividades de ocio. Se trata de una opción de recaudación “voluntaria” con fines medioambientales.
  • Moratoria turística en Canarias
    En enero de 2001, el gobierno Canario aprobó una moratoria turística, que supone rigurosas restricciones a las nuevas construcciones turísticas. La moratoria suponía la prohibición de la concesión de licencias para la construcción de alojamientos turísticos, durante el plazo de un año. Quedaban exceptuados algunos complejos hoteleros de lujo y las iniciativas de turismo rural. Se ha señalado que en Canarias existían, a mediados de 2001, cerca de 400.000 plazas (camas) para turistas, y que podría haber más de 100.000 esperando su licencia de construcción. El asunto está bajo litigio, con una sentencia en contra de la moratoria del Tribunal Superior de Justicia de Canarias y la reacción del gobierno canario de prohibir por decreto toda nueva construcción turística en mayo de 2001.
  • Construcción y ocio
    España en los últimos años está viendo la transformación de territorio, específicamente en las zonas costeras que están siendo víctimas del boom inmobiliario asociado a la construcción de campos de golf como oferta turística y de ocio, muy rentable para los actores ¡excepto para el medio ambiente! El suelo está soportando usos insostenibles que muy pronto revelarán sus efectos.
    Ante esa situación hay y ha habido moratorias y restricciones a estos desarrollos, como en 2001 en Canarias y las denuncias de asociaciones ecologistas en Marbella en 2005. Pero en general aún es poca o ninguna presión en contra estos desarrollos turísticos.