Ambientales

Hace bastantes años, el grifo del fregadero o pila era la única fuente de agua corriente en muchas casas. De él procedía el agua que se usaba para la limpieza, la cocina y el riego de las plantas. Hoy conserva su carácter de centro de operaciones de la cocina: es el lugar donde se lavan y acondicionan los alimentos (especialmente verduras y pescados) y a donde van a parar los cacharros sucios.

Es difícil estandarizar el impacto sobre el medio ambiente del uso del fregadero:

  • El consumo de agua es el impacto principal, y deriva directamente del número de cacharros sucios: una casa habitada por tres personas produce entre 30 y 50 piezas diarias de vajilla para lavar. De nuestra habilidad fregadora dependerá que el consumo sea excesivo o reducido.
  • El consumo de energía es también importante, especialmente en invierno. Producirá uno u otro tipo de contaminante según si utilizamos gas natural, butano o propano o electricidad. Algunos edificios disponen de agua caliente central servida desde la caldera , que también se encarga de la calefacción.
  • El impacto del fregadero sobre la calidad de las aguas está muy relacionado con el tipo de comidas que se hagan en la casa. Una gran cantidad de platos muy grasientos requieren mayor cantidad de jabón para la limpieza.
  • La versión mecánica del fregadero, el lavavajillas, se está imponiendo poco a poco en los hogares. Hoy alcanza aproximadamente a una cuarta parte de los domicilios, muy lejos de la tasa de equipamiento de lavadoras o frigoríficos, pero con un crecimiento bastante rápido. Si usamos lavavajillas, el impacto sobre el medio ambiente de la tarea de lavar los cacharros se modifica significativamente: el consumo de agua se reduce, pero el de energía se puede incrementar.

Económicos

  • Con  los precios actuales del agua (aprox. 2 euros por cada metro cúbico, como media), la cantidad de dinero que se puede ahorrar haciendo un uso eficiente del fregadero no es grande: suponiendo un ahorro de 10 o 15.000 litros al año en una vivienda ocupada por tres personas, la factura se reduciría en unos 20 o 30 euros.
  • La reducción en la factura de la energía es más importante. Un uso juicioso del calentador de agua se notará enseguida en la cuenta del gas o de la electricidad.  Hay que tener en cuenta que, mientras mantengamos una energía dependiente de combustibles fósiles, el precio de la energía subirá y solo la inserción de energías renovables puede paliar estas subidas.
  • Otra manera de ahorrar es cambiar nuestro viejo calentador por un modelo más moderno que nos garantice una mayor eficiencia: lo amortizaremos en pocos años.