Para el medio ambiente

En principio, por su volumen, papeles y cartones representan aproximadamente una quinta parte del flujo total de los residuos urbanos. Esto supone un movimiento constante de varios millones de toneladas de materiales papeleros.

En segundo lugar, porque la industria papelera es una de las pocas que emplea como principal materia prima el papel usado, acercándose así al principio de sentido común que establece el cierre de los circuitos de materiales como aspecto fundamental de un mundo sostenible.

Además, la materia prima virgen del papel es fundamentalmente la madera, es decir, las masas forestales. Un reciclaje bien establecido supone que las cortas de árboles para papel se reducen a un mínimo razonable, y que no será necesario hacer más plantaciones de especies papeleras, como el eucalipto.

Por último, la producción de papel a partir de papel usado reduce notablemente el impacto sobre el medio ambiente de su fabricación, en términos de vertidos a las aguas y consumo de energía principalmente. Para fabricar una tonelada de papel a partir de materia prima virgen –madera– se necesitan 15 árboles de tamaño mediano, por lo general pinos o eucaliptos, más de 100.000 litros de agua y casi 10.000 kWh de energía eléctrica. Para fabricar la misma cantidad de papel reciclado solo necesitamos papel usado, 8.000 litros de agua y menos de 4.000 kWh de energía eléctrica.

Para tu bolsillo

Hasta hace una década, era costumbre que grupos de adolescentes obtuvieran unos ingresos extra reuniendo papel viejo y vendiéndolo a un trapero o un almacén de papel recuperado. Ya no es así, debido a la bajada general del precio de las materias primas, que ha reducido mucho el precio del papel usado (no obstante, el papel es un material que experimenta grandes fluctuaciones de precio y, en ocasiones, puede ser rentable recoger algunos cientos de kilos y venderlos a una empresa de recuperación).

En principio, obtendremos cierto ahorro económico utilizando el papel con más eficacia en nuestras casas escribiendo por las dos caras, por ejemplo, aunque apenas lo notaremos en nuestro balance económico de fin de año.

Ahorraremos más reduciendo la compra de papeles de limpieza (higiénico, de cocina, servilletas) y sustituyéndolos por paños y servilletas de tela. También si elegimos productos con el mínimo empaquetado posible.

Contra lo que se pueda pensar, el papel reciclado no es más caro, y la mayoría de los productos de papel contienen un alto porcentaje de papel recuperado.